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Caídas en el adulto mayor
¿Por qué tienen caídas los adultos mayores?
Las caídas del adulto mayor representan uno de los problemas más importantes y frecuentes de este grupo etario, no solo porque pueden generar graves lesiones físicas, sino porque merman la confianza del paciente, determinan cambios de su estilo de vida y terminan limitando su independencia.
En la senectud, las caídas suelen ser el resultado de la conjunción de varios factores. Entre los más importantes tenemos la disminución de fuerza propia de la vejez, el deterioro del equilibrio (que, a su vez, es el resultado de la suma del deterioro fisiológico de las articulaciones de los miembros inferiores, la disminución de la sensibilidad de los pies y la hipofunción del sistema vestibular del equilibrio), el incremento de la rigidez muscular por envejecimiento del sistema nervioso y la disminución de la visión. Además de estas condiciones fisiológicas, esperables en la edad avanzada, algunas enfermedades, más comunes en la senectud, pueden incrementar aun más el riesgo de caídas. Así, condiciones médicas como las neuropatías, la artrosis, los síncopes, el parkinsonismo, el dolor, entre otros, y el consumo de algunos medicamentos que pueden producir somnolencia o mareos, pueden ser motivo de caídas.
¿Qué debo hacer cuando un adulto mayor comienza a tener caídas?
En la edad geriátrica, las caídas pueden ser un problema significativo, por lo que, si comienzan a aparecer, deben ser manejadas precozmente. Para ello lo más importante es el abordaje que puede darle el médico especialista en geriatría, quien puede participar, luego de la evaluación correspondiente, en los siguientes aspectos:
1. Manejo de enfermedades que producen caídas en el anciano
No es extraño que las caídas en el anciano estén facilitadas por alguna enfermedad propia de la tercera edad. Las más frecuentes son el parkinsonismo, las polineuropatías, las cataratas, los trastornos de la retina, la artrosis de cadera, la artrosis de rodilla y los síncopes. El médico geriatra tiene un rol fundamental para determinar el impacto que producen estos problemas de salud en las caídas del anciano y, así mismo, para manejar o derivar el manejo del paciente cuando son el principal motivo de las caídas.
2. Educación para la prevención de las caídas del adulto mayor
La evaluación médica regular es uno de los aspectos más importantes para la prevención de las caídas. Esto ayuda a detectar precozmente problemas que puedan afectar la estabilidad de la persona, además de que es el momento propicio para revisar la lista de medicamentos y para que el médico geriatra brinde información respecto medidas de prevención de caídas. En este último punto, suele ser importante tener en cuenta el fortalecimiento muscular con ejercicios adaptados a la capacidad de cada paciente, tales como caminar, nadar, o realizar actividades de fisioterapia que también pueden mejorar la fuerza y la coordinación.
Mantener un ambiente seguro en casa también es importante. Una iluminación adecuada, especialmente en las escaleras y en los pasillos, es algo que no se puede descuidar. Así mismo, deben retirarse las alfombras sueltas, los cables u otros objetos que puedan obstaculizar el paso. De ser necesario, podrían instalarse barras de apoyo en los baños, y pasamanos en las escaleras, para proporcionar una mayor seguridad al moverse. En algunos casos, el uso de apoyos como bastones, andadores o calzado antideslizante es una solución efectiva.
3. Orientación respecto qué hacer si ocurre una caída
Ante una caída, es fundamental mantener la calma y evaluar si existen lesiones graves. Si el adulto mayor no experimenta un dolor intenso entonces se le puede ayudar al levantarse con cuidado y de manera lenta. Por el contrario, si existe dolor significativo o pérdida de la conciencia, es importante identificar la zona afectada y contactar de inmediato con un servicio de atención a domicilio o una ambulancia para que proceda a la atención del paciente o su traslado a un centro de salud. Incluso si no se reporta dolor intenso, es prudente que el paciente sea evaluado posteriormente por un especialista en traumatología o geriatría, especialmente si hubo un golpe en la cabeza. Esto es relevante porque muchas de las complicaciones de las caídas pueden manifestarse días después del incidente.
4. El rol fundamental de la familia y los cuidadores
La familia tiene un papel indispensable para preservar la salud física y el bienestar emocional del paciente geriátrico. Su presencia previene la sensación de soledad y disminución de autoestima, factores que podrían derivar en depresión. Además, la familia refuerza hábitos seguros para prevenir caídas y permanece atenta a posibles riesgos que puedan facilitarlas. En ausencia de la familia, los cuidadores asumen este rol, brindando apoyo emocional y supervisión constante.
Conclusiones para el paciente:
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Las caídas en adultos mayores tienen múltiples causas: Estas incluyen cambios fisiológicos propios del envejecimiento, como disminución de fuerza, equilibrio y visión, así como condiciones médicas específicas y el uso de ciertos medicamentos que incrementan el riesgo.
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La prevención es clave para evitar caídas en la senectud: Evaluaciones médicas regulares, ejercicios adaptados, un ambiente seguro en el hogar y el uso de dispositivos de apoyo como bastones o andadores son medidas efectivas para reducir el riesgo.
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La atención oportuna tras una caída es esencial: Ante una caída, es importante evaluar la gravedad de las lesiones, buscar atención médica si es necesario y realizar un seguimiento especializado para prevenir complicaciones tardías.
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El apoyo familiar y de los cuidadores es indispensable: La familia y los cuidadores desempeñan un rol crucial en la prevención de caídas, el manejo emocional del paciente y la supervisión constante para garantizar un entorno seguro y saludable.
Escrito por los profesionales de INM. Derechos reservados.
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