El acto médico es la compleja interacción que ocurre entre dos o más personas que tienen un objetivo común: salvaguardar la salud del paciente. Por un lado, tenemos al paciente y sus familiares, quienes poseen sus propias peculiaridades emocionales, culturales, intelectuales, valorativas y que se presentan al consultorio con una expectativa de atención. Y por otro lado, tenemos al médico, quien posee su propio bagaje de conocimientos y su propia experiencia, así como una personalidad única que marcará la forma en la que se dirigirá al paciente.

 

El primer objetivo de la atención en consultorio es conocer el detalle de los síntomas del paciente. Esto se consigue con un prolijo interrogatorio (anamnesis), en el que el paciente y el médico intentan construir el cuadro completo de las molestias que han suscitado la atención. En segundo lugar, el consultorio es el lugar donde se examina físicamente al paciente. La importancia del examen físico es variable entre las diferentes especialidades médicas, siendo muy importante en ramas como la neurología y prescindible en otras como la psiquiatría. Así mismo, la manera en la que se toman los datos del interrogatorio dependerá del tipo de atención. Si, por ejemplo, se trata de un paciente en edad pediátrica, será relevante la información que puedan brindar los padres. Luego de la anamnesis y del examen físico se tiene un primer acercamiento al diagnóstico del estado de salud del paciente.

 

En este punto es adecuado señalar que lo más importante para conocer la salud de una persona radica justamente en la historia médica personal que se obtiene en el consultorio más que en cualquier examen complementario que se le realice al paciente. Nunca un examen, de tomografía, por ejemplo, puede estar en contra del juicio médico. Si ello ocurre entonces hay que replantearse el caso. La historia médica personal, así mismo, no solo se refiere a los síntomas que motivaron la atención del paciente, sino también a sus antecedentes médicos, a su entorno social personal, a su perfil emocional, entre otros.

 

En las atenciones de consultorio también se desarrolla la relación médico – paciente, la cual debe ser principalmente una relación de empatía, ya que está demostrado que, en la medida que esta relación sea empática, los resultados del tratamiento son mejores. Hay que considerar que muchos problemas de salud no tienen un tratamiento curativo y el papel del médico es, en estos casos, sobre todo, de guía y soporte emocional.