Acerca de
Trastornos del espectro autista
Síndrome de Asperger
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Definición
El síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que pertenece al espectro autista y que tiene como principal manifestación el infradesarrollo de las capacidades sociales. Su origen es fundamentalmente genético y se manifiesta desde etapas tempranas de la vida.
Síntomas principales
Diferenciar un niño (o un adulto) con síndrome de Asperger puede ser complicado pues la frontera que separa lo considerado socialmente normal de lo que no lo es, tiende a ser una línea muy delgada y difícil de delimitar. En otras ocasiones, sin embargo, el problema es evidente y no hay dudas del diagnóstico. En cualquiera de los casos, para establecer que un niño tiene síndrome de Asperger, sus rasgos diferenciales deben ser lo suficientemente intensos como para repercutir, en mayor o menor medida, en su desempeño social. A continuación, se describen los principales síntomas del síndrome de Asperger.
Reducción de la interacción social
Los primeros síntomas de alteración de la interacción social pueden verse reflejados en la ausencia de sonrisa social y en el no seguimiento con la mirada. Habitualmente, el infante sin problemas del neurodesarrollo puede, desde edades muy tempranas, seguir con la mirada a sus padres y responder socialmente a la sonrisa. Esta forma de interacción suele verse comprometida en lo niños con síndrome de Asperger. Cuando el niño con Asperger crece, puede tener dificultad para relacionarse con otros niños de su edad. Esto se hace evidente en el juego, donde se deben respetar normas y reglas, pero, al mismo tiempo, la velocidad de la espontaneidad infantil es demasiado rápida para ser procesada por el niño con dificultades de la interacción social. Este factor contribuye a que el niño con Asperger se aísle y juegue solo.
Lenguaje sin rasgos sociales
Si bien no suele existir compromiso de la estructura sintáctica del lenguaje ni deficiencias en el vocabulario, el lenguaje sí tiene falencias en sus matices sociales. Por ejemplo, hay dificultades para comprender el doble sentido, el juego de palabras, las indirectas y la ironía, pues el mensaje se interpreta de una manera literal. Así mismo, es muy escaso el componente prosódico del habla y, por lo tanto, no se hacen inflexiones o modulaciones al hablar, emitiendo un lenguaje monótono. Así mismo, existe dificultad para interpretar la prosodia cuando la realizan otras personas.
Rigidez mental
En el síndrome de Asperger existe la tendencia a mantenerse en las rutinas o hábitos establecidos y cuando se intentan cambiar entonces aparece resistencia de parte del niño, lo que es más evidente si los cambios son repentinos. Se requiere una anticipación considerable para que el cambio sea mejor tolerado. Esta inflexibilidad mental está presente no solo en situaciones sino también con personas. Por ello, los niños con Asperger pueden aceptar solo a un grupo reducido de personas en su entorno cercano y si aparece alguien diferente podrían sentirse perturbados. La inflexibilidad mental también se hace patente cuando se desea corregir comportamientos indeseados en el niño, pues este se opone a cambiar y tiene dificultad para comprender los motivos sociales por los que se le solicita corregir su conducta.
Capacidad intelectual normal con áreas de interés focalizado
El nivel intelectual de los niños con Asperger suele estar preservado, por lo que tienen capacidad para llevar una escolaridad académicamente sin complicaciones. Con frecuencia, presentan fijación por determinados temas que los hacen suyos y se pueden enganchar con su lectura o estudio de una forma apasionada: pasan varias horas mirando videos del tema de su interés, o leyendo al respecto, o escribiendo o dibujando de lo que ha atraído su atención. Terminan convirtiéndose en verdaderos expertos del tema.
Abordaje del síndrome de Asperger
Reconducir la sintomatología de los niños con Asperger hacia un camino de mayor socialización implica educación tanto para el paciente como para los padres y la escuela. La evolución de los síntomas será menor si actuamos precozmente, por lo que un aspecto muy importante en el síndrome de Asperger es su diagnóstico precoz. Así, si las estrategias terapéuticas se inician a temprana edad entonces la plasticidad neuronal del encéfalo, mucho mayor mientras menor sea la edad del niño, permitirá un remodelamiento de los circuitos implicados en la socialización. Por el contrario, si no se procede precozmente con las terapias, será más difícil cambiar la evolución luego que los rasgos de este problema se hayan acentuado.
El síndrome de Asperger no requiere medicación y su manejo se realiza con estrategias de terapia psicoeducativa. En los casos de comorbilidad (coexistencia de Asperger y otros problemas del neurodesarrollo como el trastorno déficit atención e hiperactividad, trastorno obsesivo – compulsivo o tics) sí podría necesitarse fármacos para el manejo de la comorbilidad, pero no para el Asperger.
El entorno familiar y escolar juega un rol fundamental en el manejo del síndrome de Asperger. En primer lugar, para entender al niño con este síndrome y no considerarlo minusválido, extraño o pedante, sino solo diferente en la socialización, a fin de no marginarlo o hacerlo centro de burlas que solo llevarán a que el niño interactúe menos y, por ende, empeore su funcionabilidad social, encerrándolo en un círculo vicioso donde al niño le angustie interactuar con otras personas. Cabe resaltar que en el síndrome de Asperger sí existe el deseo de interrelacionarse con otras personas, solo que la manera de interpretar los matices sociales tiene sesgos que dificultan su desarrollo. En ese sentido, la terapia está basada en brindarle al niño las herramientas necesarias para que pueda comprender al mundo social en el que vive y dar respuesta a las demandas que este le plantea. La terapia es un proceso largo pues estará sujeto a los cambios de cada etapa de la vida y no es raro ni inadecuado que la persona continúe sus terapias hasta la edad adulta.
Conclusiones para el paciente:
1. El síndrome de Asperger es un problema del desarrollo neurológico que tiene como principal característica una dificultad para adquirir las destrezas sociales.
2. Estas dificultades en las destrezas sociales se manifiestan sobre todo en una disminución de la interacción social, un lenguaje monótono y literal, y en poca flexibilidad mental.
3. El abordaje terapéutico se realiza con estrategias de entrenamiento psicológico en el paciente, pero no debe descuidarse al entorno del niño, sobre todo la escuela, de tal manera que todos los actores tengan claro que deben contribuir a la socialización del niño, en vez de perjudicarlo.
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