Acerca de
Infarto de Miocardio
El corazón es un músculo con una intensa actividad metabólica, responsable de mantener el latido cardiaco ininterrumpidamente. Esto exige un suministro oportuno y continuo de nutrientes y oxígeno, ya que incluso una breve reducción en el flujo sanguíneo puede provocar isquemia en el tejido cardíaco. Para satisfacer esta demanda, el corazón se abastece a través de un circuito arterial especializado, las arterias coronarias, que le brinda una generosa irrigación sanguínea, además de un sistema muy efectivo de regulación que le permite adaptar el flujo a las demandas del músculo de cada momento.
¿Qué es el infarto cardiaco?
El infarto cardiaco es la muerte (necrosis) del músculo cardiaco como consecuencia de una pérdida crítica de su aporte sanguíneo. A su vez, esta pérdida del riego sanguíneo está producida por la obstrucción de la arteria coronaria responsable de irrigar dicha región del corazón. Si bien el infarto cardiaco se presenta en un momento puntual, es la culminación de cambios estructurales que se han desarrollado a lo largo de muchos años en la arteria coronaria, y que suelen ser consecuencia de factores de riesgo cardiovascular que no se han controlado durante largos periodos. Entre los factores de riesgo cardiovascular más importantes tenemos la hipertensión arterial, la diabetes, el hábito de fumar, la obesidad, la dislipidemia, el sedentarismo y los factores genéticos.
Síntomas del infarto de miocardio
El síntoma cardinal del infarto de miocardio es el dolor del tórax. Típicamente, el dolor se presenta en la zona central del pecho (precordial) y suele ser un dolor profundo, intenso y de una característica opresiva. Sin embargo, este dolor torácico puede tener otras formas de presentación. En algunas ocasiones, puede localizarse en la parte superior del tórax, cerca del cuello, e irradiarse a la mandíbula; mientras que, en otras ocasiones, el dolor se percibe preferentemente en la parte posterior; o irradiarse a una de las extremidades superiores. En personas con neuropatías, como los diabéticos, el dolor puede pasar desapercibido o ser mínimo. Sin embargo, el dolor suele estar presente y, por su gran intensidad, hacen que el paciente busque atención de emergencia prontamente.
Además del dolor precordial, es común que se presenten síntomas de activación autonómica, como sudoración, palidez, mareos, náuseas y visión borrosa. Si la extensión del área infartada es considerable, pueden surgir síntomas más graves, como pérdida de conciencia o, en casos extremos, muerte súbita.
Complicaciones del infarto de miocardio
El infarto de miocardio puede dar lugar a complicaciones tanto estructurales como electrofisiológicas. Entre las complicaciones estructurales se encuentra la insuficiencia cardíaca, que ocurre cuando el corazón es incapaz de proporcionar un flujo sanguíneo efectivo al cuerpo, especialmente cuando el infarto es extenso. Otra complicación es el aneurisma de la pared cardíaca, resultado del abombamiento de una zona adelgazada por el infarto. Esta área puede convertirse en un foco para la formación de trombos intracardíacos, los cuales pueden embolizarse hacia otras partes del cuerpo, particularmente el cerebro, causando un infarto cerebral embólico. Asimismo, si el infarto compromete las válvulas cardíacas, estas pueden volverse ineficaces, provocando insuficiencias valvulares que afectan la función cardíaca.
En cuanto a las complicaciones electrofisiológicas, destacan las arritmias cardíacas. Los infartos pueden dañar el sistema eléctrico que controla el ritmo cardíaco, lo que puede derivar en fibrilación auricular, bradicardia sintomática u otras arritmias que requieren tratamiento específico. Es importante señalar, sin embargo, que no todos los infartos cardíacos resultan en complicaciones significativas.
Tratamiento del infarto cardiaco
Tratamiento de la fase aguda
El tratamiento de la fase aguda del infarto se centra en revertir la isquemia miocárdica con el objetivo de salvar la mayor cantidad de tejido cardíaco posible. Existen dos enfoques principales:
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Reapertura de la arteria coronaria obstruida: Esto se logra mediante procedimientos como la trombólisis endovascular, angioplastia con balón y la colocación de stents.
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Creación de un puente para desviar el flujo sanguíneo: Este enfoque, conocido como cirugía de bypass coronario, implica redirigir el flujo sanguíneo a través de una ruta alternativa, evitando la arteria obstruida.
El objetivo en ambos casos es perfundir la zona del corazón afectada por la isquemia. La elección del tratamiento depende de factores como la arteria coronaria implicada, la naturaleza de la obstrucción, las comorbilidades del paciente y el tiempo transcurrido desde el inicio del infarto.
Tratamiento preventivo del infarto
El tratamiento preventivo se enfoca en evitar la progresión de la obstrucción en las arterias coronarias y prevenir futuros infartos de miocardio. La clave del tratamiento es el control de los factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, tabaquismo y obesidad, entre otros. Es fundamental manejar estos factores para reducir el riesgo de un nuevo infarto. Además, el tratamiento preventivo incluye el uso de medicamentos antiplaquetarios, que reducen la capacidad de las plaquetas para adherirse, lo que suele estar implicado en la génesis de los infartos cardiacos y se prescriben a largo plazo para prevenir recurrencias. Otro grupo importante de medicamentos son las estatinas, que actúan sobre los lípidos y contribuyen a estabilizar las placas de colesterol en las arterias, disminuyendo el riesgo de nuevos eventos cardíacos.
Conclusiones para el paciente:
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El corazón, debido a su intensa actividad metabólica, requiere un suministro constante de nutrientes y oxígeno. Cualquier interrupción, incluso breve, del flujo sanguíneo, puede resultar en isquemia.
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El infarto de miocardio es la culminación de un proceso de deterioro que puede durar años, generalmente causado por factores de riesgo cardiovascular no controlados.
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El síntoma más común del infarto de miocardio es el dolor torácico, aunque su localización y características pueden variar.
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El infarto de miocardio puede dar lugar a complicaciones estructurales, como la insuficiencia cardíaca y el aneurisma de la pared cardíaca, así como a complicaciones electrofisiológicas, como las arritmias.
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El tratamiento del infarto en su fase aguda busca restaurar el flujo sanguíneo a través de la arteria coronaria obstruida mediante angioplastia o bypass coronario.
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El tratamiento preventivo se centra en controlar los factores de riesgo y utilizar medicamentos como antiplaquetarios y estatinas para prevenir futuros eventos cardíacos.
Escrito por los profesionales de INM. Derechos reservados.
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