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Sesión de psicología

Trastornos de ansiedad

Los trastornos de ansiedad tienen varias formas de presentación. Si bien todas ellas tienen características comunes, también tienen peculiaridades que las diferencian y que las hacen entidades con un enfoque y manejo específico.

 

A continuación, presentamos los principales trastornos de ansiedad. Recuerda que estos temas han sido escritos por los profesionales de INM, por lo que su contenido está respaldado.

1. Trastorno Obsesivo - Compulsivo   LEER  

2. Fobia Social   LEER  

3. Ataques de pánico   LEER  

Trastorno Obsesivo – Compulsivo

Escrito por los profesionales de INM - Derechos de contenido e imágenes reservados.

Definición

El trastorno obsesivo – compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad cuya principal característica es la presencia de temores invasivos e irracionales que llevan a que el paciente produzca una serie de conductas compensatorias para aplacarlos. Un rasgo esencial del TOC es que el paciente es consciente de la naturaleza absurda de sus ideas invasivas, pero, a pesar de ello, no puede evitarlas.

El sistema de ansiedad como respuesta a una amenaza

La ansiedad es la respuesta psíquica y física que producimos ante una amenaza. Es fisiológica pues nos permite sobrevivir al protegernos de eventuales riesgos. No está presente solo en los humanos, sino también en muchos otros seres vivos, y su nacimiento en los escalones filogénicos se remonta a millones de años de evolución. Ciertamente, es uno de los marcadores evolutivos más importantes. En un afán didáctico, la estructura del sistema de ansiedad puede esquematizarse de la siguiente manera.

RESPUESTA ANSIEDAD CONDUCTUAL .jpg

Evolutivamente, la respuesta de ansiedad tenía que responder a amenazas directas, como depredadores o rivales; por lo que no había tiempo para detenerse a analizar si la amenaza era real o no, dado que en ese breve tiempo de análisis se podría perder la vida. Sin participación de la conciencia, la ansiedad se hizo automática, inmediata e involuntaria.

En nuestros tiempos, con la gran complejidad de la mente humana y las demandas globalizadas y omnipresentes de la sociedad, las amenazas y riesgos se han convertido en situaciones mucho menos patentes que el acecho de un depredador, y las respuestas conductuales dejaron de ser tan unilaterales con la huida. Así mismo, en la actualidad, la interpretación del riesgo puede convertirse en un remolino de ideas sin fin.

Síntomas del trastorno obsesivo – compulsivo

En el TOC coexisten los síntomas comunes a los trastornos de ansiedad, pero sus manifestaciones más importantes y características son las ideas obsesivas y las conductas compulsivas.

 

Ideas obsesivas

Las ideas obsesivas se caracterizan por ser:

1. Displacenteras. Es decir, deben producir una experiencia de sufrimiento y rechazo, por ser catalogadas inaceptables y contrarias a la moral o naturaleza del paciente.

2. Irracionales. Esto hace referencia a que no existe una justificación razonable para suponer que el evento temido pudiera suceder. Sin embargo, a pesar de que las evidencias demuestran esta improbabilidad, el paciente tiene muy presente esta mínima posibilidad de ocurrencia con gran temor y en constante estado de alerta y miedo.

3. Involuntarias. Otro aspecto fundamental de la idea obsesiva es que es involuntaria y está presente en todo o casi todo el día. A pesar de los esfuerzos del paciente por erradicar el pensamiento de su mente, este regresa constantemente, y no es raro que la idea obsesiva sea el primer pensamiento al despertar, que esté presente durante todo el día, y que sea lo último que se piense antes de dormir.

4. Invasivas. La impetuosidad de la idea obsesiva hace que aparezca en cualquier momento, incluso en situaciones laborales o de ocio y pueden discapacitar a la persona en el momento de aparición. Puede, incluso, producirle al paciente una sensación de cansancio mental o de aturdimiento.

5. No delirantes. Finalmente, en la idea obsesiva existe conciencia de enfermedad. Esto quiere decir que, pasado un tiempo, el paciente es capaz de reconocer la naturaleza irracional y patológica de sus pensamientos obsesivos. Esto, sin embargo, no evita que produzcan angustia y, en algunos pacientes, esta conciencia de enfermedad puede producir frustración al saberse incapaz de desprenderse de pensamientos que ya han reconocido como absurdos.

IDEAS INVASIVAS 2.jpg

Si bien la idea obsesiva puede cambiar, lo usual es que vaya rotando dentro de un mismo tema. Los temas más frecuentemente asociados a ideas obsesivas son los relacionados a aspectos religiosos, sexualidad, ideas de daño a terceros, temores de contaminación, apego al orden, los relacionados a las enfermedades, entre otros.

Un ejemplo de idea obsesiva sería un sacerdote al que comienza a invadirle la idea que en algún momento tendrá deseos lujuriosos por los niños que se acercan a la misa. El sacerdote, ante tal absurda idea (el sacerdote no siente ningún deseo por los niños y no tiene ninguna intención de cometer lo que considera claramente un acto inmoral y contra su fe) inicialmente no presta atención a esos pensamientos. Sin embargo, la idea comienza a tornarse seria cuando el sacerdote la relaciona con el pecado: un hijo de Dios no debería tener esos pensamientos indebidos. Para subsanar su culpa, el sacerdote reza y le pide a Dios que no permita que esas ideas sigan apareciendo. Contrario a sus rezos, las ideas se incrementan y la situación se torna angustiante cuando comienzan a invadirle imágenes de él teniendo sexo con los niños. Estas imágenes lo angustian mucho y hacen que se cuestione su papel de sacerdote. Además, se avergüenza de lo que le está pasando y prefiere no contárselo a nadie. Las imágenes se hacen más intensas cuando realiza la misa y más todavía en la Eucaristía, lo que termina considerando un gran pecado y decide dejar de llevar a cabo las misas. Angustiado, sintiéndose un pecador, se aísla. Lo que inicialmente fueron simples ideas que venían a su mente ahora son pensamientos permanentes y angustiantes que considera hasta satánicos y que han cambiado a una persona de fe en una persona que no merece la Bendición de Dios. Se cuestiona. Se juzga. A pesar de no tener ningún tipo de apetito sexual por los niños, el solo tener esas imágenes intrusivas lo convierten en un ser contrario a Dios, y ser un servidor de Dios, era algo para lo que se había preparado toda la vida. Se entristece. Comienza a pensar que su vida no tiene sentido.

En el ejemplo anterior, además de las características descritas de una idea obsesiva, podemos observar otros elementos de la ansiedad, tales como la dramatización, la generalización y el sesgo de atención selectiva. Algo fundamental para que la idea obsesiva cobre vida es que debe tratarse de un tema de vital importancia para el paciente, de tal manera que su ocurrencia sea insoportable, intolerable. 

Conductas compulsivas

Las conductas compulsivas son comportamientos disfuncionales que calman la ansiedad inmediata que produce la idea obsesiva, pero que terminan alimentando la ansiedad a largo plazo. Existe una necesidad intensa por cumplir la compulsión, la que puede tornarse, al igual que la idea obsesiva, irracional, y con tendencia a la ritualización. Cuando se realiza la compulsión, el paciente siente satisfecha su idea obsesiva por un lapso de tiempo, pero pronto surge nuevamente la ideación obsesiva, la angustia secundaria a esta y nuevamente la imperiosa necesidad de realizar el acto compulsivo, cerrándose un círculo vicioso.

CÍRCULO TOC.jpg

Este círculo vicioso entre la idea obsesiva y el acto compulsivo se explica mejor en el TOC de contaminación de las manos. Descrito de una forma muy simplificada, en dicho TOC existe la preocupación perturbadora e inaceptable de que las manos están contaminadas (idea obsesiva). Al sentirse sucio, el paciente se lava las manos tenazmente (acto compulsivo) con lo que se alivia temporalmente su angustia. Poco después, sin embargo, retorna la preocupación de la contaminación (porque no se había lavado lo suficiente o porque se contaminó pronto o sin justificación) y se activa nuevamente la ansiedad y la necesidad de lavarse, lo que reproduce el ciclo. A pesar de que el paciente sabe intelectualmente que sus manos están limpias, no puede evitar sentirse sucio y no puede evitar considerar la posibilidad que microscópicamente estén presentes microorganismos que generen consecuencias nefastas, lo que, si bien no es estadísticamente probable, no es imposible. Con frecuencia, los actos compulsivos son mentales, como repetir en silencio ciertas frases, contar ciertos patrones, entre otros, por lo que no siempre son visibles al observador.

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Manejo del trastorno obsesivo - compulsivo

El TOC es considerado un trastorno crónico y su impacto en la calidad de vida del paciente puede llegar a ser muy negativo si este no recibe un tratamiento oportuno. El nivel de sufrimiento que ocasionan las ideas obsesivas y el tiempo consumido en los actos compulsivos convierten al TOC en una de las más importantes enfermedades de la salud mental. Aproximadamente un cuarto de los pacientes con TOC realiza un intento suicida, lo que es más probable si se asocia a depresión, y la discapacidad laboral y social que pueden producir las conductas evitativas de las situaciones que producen obsesiones empobrecen el desarrollo pleno de la persona. Para el manejo del TOC suele requerirse en paralelo psicoterapia y medicación con efecto ansiolítico.

Respecto al manejo psicoterapéutico, uno de los enfoques más utilizados es la exposición con prevención de respuesta. Consiste en exponer al paciente a la situación que desencadena sus pensamientos obsesivos, pero impidiendo que realice el acto compulsivo que terminaría afianzando la obsesión a largo plazo. Inicialmente, para el paciente, esta situación será difícil de sobrellevar, pues buscará con ímpetu la forma de realizar su acto compulsivo para paliar la ansiedad que le ocasiona su idea obsesiva; sin embargo, progresivamente, a medida que se producen las exposiciones al factor desencadenante, la ansiedad producida será cada vez menor sin necesidad de recurrir a la compulsión. Cuando el paciente no siente un temor importante cuando se expone a la situación desencadenante se dice que ha llegado a la fase de habituación. Para poder llevar a cabo este tipo de psicoterapia, y como sucede con todas las formas de terapia cognitivo conductual, el paciente tiene que previamente haber comprendido la naturaleza de su enfermedad, debe saber el objetivo de exponerse a las situaciones que llevarán a pensamientos obsesivos y el motivo por el cual se debe evitar la realización de las compulsiones.

Psicoterapia de exposición con prevención de respuesta.jpg

La medicación, en el tratamiento del TOC, suele requerirse desde el inicio y la mayoría de las veces se mantiene a largo plazo. Por un lado, busca disminuir la respuesta de ansiedad que produce la idea obsesiva, de tal manera que, si bien la idea pudiera estar presente, ya no genera tanta angustia. Por otro lado, el tratamiento farmacológico también intenta reducir la aparición misma de las ideas obsesivas. La medicación hace más viable la psicoterapia y reduce la tasa de complicaciones y comorbilidades en el TOC. Los medicamentos utilizados son las benzodiacepinas, los inhibidores de la recaptación de serotonina, los neurolépticos, entre otros.

Conclusiones para el paciente:

1. El trastorno obsesivo - compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad que afecta significativamente la calidad de vida si no se realiza un oportuno tratamiento.

2. Los síntomas más importantes y característicos del TOC son las ideas obsesivas y los actos compulsivos.

3. Las ideas obsesivas son pensamientos o imágenes invasivas, irracionales, persistentes y angustiantes que el paciente lucha infructuosamente por erradicar.

4. Los actos compulsivos son conductas disfuncionales, estereotipadas o ritualizadas que el paciente realiza para menguar (lo que se consigue solo por un breve momento) la ansiedad que ocasiona la idea obsesiva. 

5. El tratamiento del TOC está basado en psicoterapia, principalmente la terapia de exposición con prevención de respuesta, y en medicamentos con efectos ansiolíticos. El tratamiento suele requerirse a largo plazo.

Escrito por los profesionales de INM. Derechos reservados.

TOC

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Ansiedad social

Fobia Social

Escrito por los profesionales de INM - Derechos de contenido e imágenes reservados.

Definición

La ansiedad social (también llamada fobia social) es un trastorno de ansiedad en el que existe una desproporcionada preocupación por ser juzgado negativamente por los demás. Lleva a cambios conductuales disfuncionales evitativos, en los que el paciente, de forma activa, esquiva la comunicación presencial o virtual. Según la gravedad, puede afectar a su interacción con solo personas extrañas, compañeros, amigos, familiares o incluso con el círculo familiar íntimo.

Fobia social 2.jpg

El sesgo de interpretación

 

En la fobia social existe un importante sesgo de interpretación, en el cual se produce una narrativa negativa de las condiciones sociales ambiguas. Por ejemplo, si el paciente está conversando con un compañero y este no se detiene a hablar durante mucho tiempo entonces el paciente interpretará el apuro del compañero como un signo de que él mismo no es una persona agradable y que la gente no disfruta de su compañía, en lugar de pensar que su apuro es debido a que está por llegar tarde al trabajo, por ejemplo. Este temor anticipatorio y la tendencia de suponer el peor escenario posible son típicos de la estructura de la ansiedad, tanto de su forma fisiológica (en cuyo caso, la reactividad guarda proporción al estímulo amenazante) como en su forma patológica (donde la respuesta de ansiedad es desproporcionada y dramatizante), pero en la fobia social ocurren específicamente con temas relacionados a las relaciones sociales y no en otros aspectos de la vida de la persona.

 

Síntomas de la ansiedad social

En el núcleo de la ansiedad social vive la idea arraigada de que los demás se burlan y juzgan al paciente. De esta irracional idea nacen preocupaciones secundarias y conductas evitativas que abren el abanico sintomático de este problema de salud mental.

 

La ansiedad (fobia) social comparte los mismos síntomas que los demás trastornos de ansiedad, tales como el temor anticipatorio, la preocupación patológica, el insomnio, la dramatización, la somatización de diferentes síntomas físicos como rubor facial, sudoración, entre otros. Pero el síntoma característico que lo hace una entidad específica es el aislamiento social del paciente.

Aislamiento social

El signo característico de la ansiedad social es el aislamiento del paciente. Siempre que se pueda elegir, y según la gravedad de la enfermedad, preferirán actividades solitarias a las concurridas y elegirán, en los grupos, ser oyente que orador, para no exponerse a situaciones que lo pudieran dejar en ridículo. Si la enfermedad es severa, la evitación del contacto con otras personas será extrema, y el paciente no podrá comunicarse ni por video llamadas, no podrá salir a la calle sin sentirse observado y, si necesita algo, lo pedirá por delivery. Solo se permitirá a sí mismo interactuar con algún familiar muy cercano o algún amigo íntimo.

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Los síntomas de la ansiedad social suelen comenzar en la edad escolar, por lo que esta etapa de la vida podría ser una etapa difícil de sobrellevar debido, sobre todo, porque a esta edad no suele identificarse la enfermedad y se presume que el escolar solo es tímido. La presión de los padres, los maestros y los compañeros por la interacción hacen que el final de la escolaridad se viva como una liberación en muchos casos.

Algunas formas de ansiedad social son leves o específicas para determinadas situaciones. Por ejemplo, en el pánico escénico, el paciente presenta un temor irresistible por hablar en público, pero no lo presenta en otras formas de interacción social. En otras ocasiones, la ansiedad social se despierta específicamente con las personas que despiertan el interés amoroso, pero no con el resto de las personas.

Pánico escénico.jpg

Manejo de la ansiedad social

Generalmente, la ansiedad social persiste en el tiempo si no se maneja. Algunos pacientes atenúan sus síntomas con alcohol cuando van a exponerse a situaciones de interacción con otras personas o en público. De cualquier manera, este problema no suele manejarse efectivamente si no es con un tratamiento formal. En el manejo de la ansiedad social se usan medicamentos con efecto ansiolítico y psicoterapia.

Respecto la medicación, suelen utilizarse los inhibidores de la recaptación de serotonina, cuyo efecto ansiolítico puede disminuir el temor anticipatorio y la rumiación de ideas, entre otros. Por lo general, son bien tolerados y su efecto suele ser positivo para mejorar los síntomas.

La psicoterapia es fundamental para que el paciente comprenda la naturaleza irracional de su temor. Un abordaje psicoterapéutico frecuente se basa en terapia de exposición, que consiste en exponer al paciente a las situaciones sociales que le producen ansiedad a fin que a medida que se repitan las exposiciones se desensibilice el temor y se tolere mejor. Por ejemplo, hacer que el paciente hable en público, a pesar del temor que sabemos que le provocará al inicio el hacer esto. Otra forma de psicoterapia usada con frecuencia en la ansiedad social es la terapia cognitivo – conductual, en la que el paciente se educa en identificar patrones de pensamiento o conducta que puedan asociarse al temor de la interacción social para ajustar estos pensamientos y, por lo tanto, modular las conductas.

Terapia fobia social.jpg

Conclusiones para el paciente:

1. La ansiedad (fobia) social es un trastorno de ansiedad en el que existe una irracional y desproporcionada preocupación por ser juzgado por los demás, lo que lleva a conductas disfuncionales evitativas.

2. El síntoma más importante y característico de la ansiedad social es el aislamiento de la persona.

3. El curso de la enfermedad suele ser crónico y suele requerir tratamiento.

4. En el tratamiento de la ansiedad social se pueden combinar medicamentos antidepresivos con psicoterapia, principalmente psicoterapia de exposición y psicoterapia cognitivo conductual.

Escrito por los profesionales de INM. Derechos reservados.

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Ataques de pánico

Ataques de Pánico - Trastorno de Pánico

Escrito por los profesionales de INM - Derechos de contenido e imágenes reservados.

Definición

Los ataques de pánico son episodios de ansiedad de inicio repentino, manifestados principalmente por síntomas físicos.

Luego de que se presenta un primer ataque de pánico, el paciente tendrá una respuesta de temor anticipatorio por episodios futuros. Estará pendiente de su cuerpo y, ante sensaciones normales como una leve agitación o un sutil mareo, temerá a tal punto la aparición de un nuevo ataque de pánico que distorsionará su percepción de dicha sensación normal y la maximizará, así como sesgará su interpretación, considerando que esos síntomas leves llevarán hasta una crisis de pánico a menos que se haga algo por detenerlos. Tendrá conductas evitativas y el paciente podría esquivar lugares que considera riesgosos para la aparición de sus crisis, dejará rutinas y, sin tratamiento, se instalaría la autoconsciencia de angustia. A este abanico de síntomas que suceden luego del primer ataque de pánico se les denomina trastorno de pánico.

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La respuesta corporal de la ansiedad

 

La respuesta de ansiedad, por definición, es el mecanismo de defensa que se activa frente a una amenaza o riesgo. Implica un componente emocional (miedo) cuya finalidad es dirigir el foco de atención hacia la amenaza, y un componente físico cuya finalidad evolutiva era la de huir o enfrentarse.

 

El componente físico de la ansiedad involucra, prácticamente, a todo el organismo. Por ejemplo, a nivel cardiovascular, se produce un incremento de la presión de perfusión miocárdica, de tal manera que el corazón late a mayor presión, se incrementa, también, la frecuencia cardiaca (lo que puede percibirse como palpitaciones); el flujo sanguíneo se redirecciona y se conduce preferentemente a los músculos y al cerebro en lugar de al sistema digestivo o la piel; se liberan hormonas de estrés; y el sistema nervioso se agudiza notablemente, de tal manera que nuestros sentidos perciben con mayor facilidad los diferentes estímulos externos (se huele mejor, se ve mejor, se escucha mejor, etcétera) y también nos hacemos más conscientes de los estímulos internos (podemos notar nuestras sensaciones internas como la posición de las articulaciones, la temperatura de nuestro cuerpo, cualquier tipo de dolor interno, entre otros). Gracias a estos cambios físicos éramos capaces de responder a una amenaza corporal como la presencia de un depredador o una catástrofe, que eran los tipos de riesgos a los que antes estábamos sometidos. En la actualidad, sin embargo, las amenazas y riesgos a los que nos exponemos han dejado de ser tan evidentes y pueden ser tan abstractos como una idea o pueden estar tan ocultos a nivel subconsciente que no los podemos identificar. Así mismo, tenemos la capacidad de generar una respuesta de ansiedad en la que no necesariamente estén juntas la respuesta emocional y corporal de la ansiedad, sino que podrían, cada una, presentarse de forma independiente.

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Síntomas del ataque de pánico

Los ataques de pánico se inician de manera repentina y en situaciones que no representan necesariamente circunstancias estresantes. La intensidad de los síntomas es abrumadora y pueden llevar a pensar, a la persona que los sufre, que morirá en ese momento. Desde luego, tales síntomas intensos despertarán la angustia del paciente.

Entre los síntomas más frecuentes del ataque de pánico tenemos las palpitaciones, el disconfort torácico, la disnea (sensación de falta de aire), la obnubilación mental, los mareos, la visión tubular, la palidez, la sudoración, la urgencia defecatoria, temblor, sensación de debilidad global, náuseas, parestesias (adormecimiento) en las manos. Como se comentó antes, estos síntomas tienen una intensidad extrema.

El trastorno de pánico y el temor anticipatorio como manifestación de la ansiedad

La anticipación es una propiedad de los seres vivos. El microorganismo se convierte en quiste cuando comienza a descender la temperatura con la finalidad que pueda sobrevivir a las temperaturas bajo cero. El oso consume grandes cantidades de calorías antes de que llegue el invierno para poder invernar con éxito. Con mayor razón, el ser humano se anticipa a los sucesos futuros y se prepara para hacerles frente. Hacemos planes de vida y nos proyectamos metas. Al mismo tiempo, estamos monitorizando los signos que nos alerten respecto la posibilidad de que nos estamos acercando a un problema, con la finalidad de corregir la situación antes que desemboque en un problema serio.

Cuando una persona sufre un ataque de pánico se va a generar una gran preocupación por la posibilidad de tener nuevos episodios similares. El perfil ansioso de los pacientes en los que se presenta este problema facilita esta preocupación, dado que el temor anticipatorio es típico de la ansiedad. En consecuencia, evitará situaciones que considere riesgosas para la aparición de ataques de pánico, como lugares concurridos, por ejemplo, e interpretará de manera desproporcionada cualquier sensación corporal normal (por ejemplo, el malestar leve de la digestión) considerándolo como el inicio de un ataque de pánico, lo que activará su angustia, e intentará apaciguar esa sensación normal. De esta forma, mínimas sensaciones corporales serán interpretadas como alarmantes y el paciente estará buena parte del tiempo en estado de alerta. A esto se le denomina trastorno de pánico.

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Manejo del trastorno de pánico

Es frecuente que el trastorno de pánico requiera tratamiento farmacológico, además de la psicoterapia, para que pueda controlarse adecuadamente. Los fármacos denominados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los más usados y suelen ser eficaces tanto para evitar nuevos ataques de pánico como para mejorar el temor anticipatorio. Así mismo, la psicoterapia tiene un rol importante tanto en la comprensión de la enfermedad como en la capacidad de tolerar los síntomas físicos fisiológicos sin dramatizarlos ni malinterpretarlos.  

Conclusiones para el paciente:

1. Los ataques de pánico son episodios repentinos, muy intensos, de angustia acompañada de una variedad de síntomas físicos perturbadores que el paciente suele percibir como la peor experiencia de su vida.

2. La aparición de un primer ataque de pánico genera temor anticipatorio desproporcionado respecto a la aparición de nuevos episodios, por lo que el paciente genera una serie de conductas evitativas disfuncionales y se torna hipersensible a sus sensaciones corporales. A esto se le denomina trastorno de pánico.

3. Los ataques de pánico pueden ocurrir en situaciones donde no existe estrés visible en el paciente ni en su entorno.

4. El tratamiento del trastorno de pánico requiere tanto psicoterapia como medicamentos. Si no se trata este problema entonces tiende a cronificarse.

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